Introducción a un extraño amor (Parte I)

Iba un buen pastor
caminando por los prados
cuando de pronto deslumbró
A bella doncella.

El, asustado,
sin habla se ha quedado.
Mientras, ella,
recoge flores del campo.

Ella le miró,
Con sus ojos color crema,
El vaciló.
Sus miradas se estrellan.

El alzó la barbilla,
Tras mirar a su rebaño
se propuso el hacer algo.
Su valentía brilla.

“Hola, bella dama.
Permite mi descaro,
pero estas palabras
muero si me las callo.

Al haberte contemplado
Extraños sentimientos
de mi se han adueñado.
¡Y sabe Dios que no miento!

Y por eso aquí te pido,
humilde y de rodillas,
que escuches lo que digo
y me concedas una cita”

Juguetona se rio,
y le miro sonriendo
y el dice que vio
amor en su gesto.

“Ve a esta dirección,
junto al bosque viejo,
y tendrás lo que yo quiero
una cita, corazón”

Él se alejo corriendo,
Sin caber en su propio cuerpo.
Llevando una alegría
Que no sabía que existía.




El no se planteaba,
que de nada la conocía,
que podría estafarle,
que ella mala sería.

El al sexto día,
a la carretera salió,
largo camino cabalgó
para ver a su querida.

Mas cuando a la dirección llegó
Allí nadie residía,
Por tonto le había tomado
Y llorando se iba, desistía.

Al tercer día un mensajero,
carta llevole a su casa,
él le pago con dinero…
¡Una carta de su amada!
La emoción inundó su cara.

En la carta ella enseñaba
su nueva dirección,
que se había mudado sin antelación.
Para que el fuera y hablaran.

El prefirió no fiarse
y por cartas ellos hablaban,
y acabo por cuenta darse
que poca importancia a él le daba.

Y esta historia no termina,
si de empezar acaba,
atentos a próximas rimas
que diré cual malparada,
o agraciada, su alma acaba.